Más de crónicas  

Posted by Joaquín Tórrez Aráuz

En el diario El Mercurio, de Chile, suelen usar el tema del uso de la información como una muralla, que parte desde lo más básico a lo más profundo a la hora de hacer periodismo de largo aliento.
Veamos el ejemplo:

 
Luego, el escritor Martín Caparrós agrega a eso que el cronista (después de esa primer mirada), piensa, conecta para encontrar -en lo común- lo que merece ser contado. Y trata de descubrir a su vez en ese hecho lo común: lo que puede sintetizar el mundo. La pequeña historia que puede contar tantas. La gota que es el prisma de otras tantas. 

Y sigue Caparrós: Hay otra diferencia fuerte entre la prosa informativa y la prosa crónica: una sintetiza lo que -se supone- sucedió; la otra lo pone en escena. Lo sitúa, lo ambienta, lo piensa, lo narra con detalles: contra la delgadez de la prosa fotocopia, el espesor de un buen relato. No decirle al lector esto es así; mostrarlo. Permitirle al lector que reaccione, no explicarle cómo debería reaccionar. El informador puede decir "la escena era conmovedora", el cronista trata de construir esa escena -y conmover. 

Eso necesita, entre otras cosas, más espacio. Y hay pocos medios que lo ofrezcan: más que nada, por ese miedo a los lectores.


Para Caparrós, hacer crónicas es mirar donde parece que no pasara nada, aprender a mirar de nuevo lo que ya conocemos. Buscar, buscar, buscar. Uno de los mayores atractivos de componer una crónica es esa obligación de la mirada extrema.

Para contar las historias que nos enseñaron a no considerar noticia.

This entry was posted on jueves, 15 de julio de 2010 at 11:52 . You can follow any responses to this entry through the comments feed .

0 comentarios

Publicar un comentario